Este es el edificio Consorcio Santiago en Chile, diseñado por los arquitectos Enrique Browne y Borja Huidobro. Sirve como abrebocas de esta semana. Prometo mas fotografías en una edición posterior. Entrando a nuestro asuntos de esta semana, en el portal Jardin Actual, me tomo la libertad de hacer referencia a un artículo de la Sra. Marina Otero Spagnuolo denominado Paredes verdes: una solución estética de climatización natural.
Este artículo es muy completo, y habla sobre todo lo que debemos tomar en cuenta en el momento de montar una enredadera o cortina verde en nuestras casas, especialmente en nuestros climas tropicales donde las enredaderas no se secan.
A continuación el artículo:
Cubrir un muro con vegetación es una solución estética que, además, ayuda a climatizar de forma natural las viviendas. Elegir una u otra especie para crear un muro verde depende de factores como el clima, la exposición o el tipo de suelo.
Las plantas se usan habitualmente por su carácter decorativo y ornamental y también para desarrollar funciones arquitectónicas, como elementos delimitadores del espacio, para crear pantallas visuales y acústicas, como cortavientos, etc.
Pero las plantas, además, son unas grandes termorreguladoras, que pueden utilizarse para la climatización natural de espacios exteriores, como jardines y patios, así como de entradas de viviendas e, incluso, el interior de las mismas.
Los muros verdes y su función climatizadora
Además de la reducción de la temperatura exterior y del incremento del confort térmico en el interior de la vivienda, los muros tapizados de vegetación suponen una solución estética y decorativa, que realza el aspecto de las edificaciones.
Elegir la especie adecuada para tapizar un muro
Si nos decidimos a crear un muro verde cubierto de vegetación, hay que considerar una serie de factores fundamentales que determinarán la especie más adecuada para cumplir esta función. El cima, la orientación, el tipo de suelo o la necesidad de recibir luz directa sobre los muros en invierno condicionarán nuestra elección.
Presentamos a continuación una serie de consejos que ayudarán a una mejor elección de la especie tapizante:
El clima es un factor determinante
Si estamos en un lugar donde se producen heladas, deberemos elegir especies resistentes a estas. Una madreselva (Lonicera caprifolium) es buena elección, porque es una planta de crecimiento rápido y vigoroso, follaje denso, que tolera las heladas y que produce bonitas y aromáticas flores en primavera. Otras opciones válidas serían el jazmín común (Jasminum officinale) o el amarillo (J. nudiflorum), ambos resistentes al frío y el primero con una espectacular y fragante floración. El correquetepillo o enredadera rusa (Polygonum baldschuanicum) es un vigoroso arbusto de crecimiento rápido muy resistente al frío y con gran capacidad cubridora. El traquelospermo o jazmín de leche (Trachelospermum jasminoides) es una bella trepadora de flores aromáticas de crecimiento ordenado, aunque un poco lento al inicio, que recuerda al jazmín y que tolera bien las temperaturas bajas y las heladas. Otra buena opción es la celmátide de Armand (Celmatis armandii) de largas hojas perennes y abundante floración primaveral, que tolera temperaturas de hasta -9ºC.
La orientación del muro a cubrir
Dependiendo de que el muro reciba una exposición directa al sol o esté orientado de tal manera que quede en sombra o semisombra la mayor parte del día, convendrá elegir una planta u otra.
Para las exposiciones a pleno sol, la parra virgen (Partenocissus tricuspidata) es una buena elección. Tolera casi todas las exposiciones, pero a pleno sol, esta vigorosa trepadora de hoja caduca adquiere una espectacular coloración rojiza llegado el otoño. La madreselva también tolera bastante bien estas exposiciones soleadas, mientras que si la exposición es en umbría, una madreselva del Japón (Lonicera japonica) es una opción adecuada.
Características del suelo
Si el suelo es muy arcilloso, hay que tener en cuenta que pocas trepadoras lo tolerarán bien. Sin embargo, siempre hay opciones, como usar una madreselva del Japón, que tolera prácticamente todo tipo de suelos, una madreselva mediterránea (L. implexa), un traquelosepermo o usar Berberidopsis corallina, una trepadora de hoja perenne originaria de Chile que, además de tolerar bien los suelos arcillosos, es muy resistente al frío.
Si el suelo en el que vamos a plantas la trepadora se encharca muy a menudo, es mejor utilizar maceteros. Las trepadoras alcanzarán menor talla, pero evitarán el encharcamiento de sus raíces, que es muy perjudicial
Elegir una trepadora perenne o caduca
Puede pensarse que las trepadoras de hoja caduca tienen un menor valor estético durante el invierno, pero tienen otros puntos a favor, como impedir que en ellas habiten pájaros u otros insectos u ofrecer espectaculares coloraciones durante el otoño, como ocurre con la parra virgen.
Además, en invierno llegarán mejor los rayos del sol al muro en usencia de vegetación, y esto contribuirá a caldear el muro y, por extensión, el ambiente interior, aprovechando así, durante todo el año, la capacidad climatizadora de las plantas.
Trepadoras de hoja caduca son la mencionada parra virgen, las clemátides, el jazmín amarillo, algunas madreselvas, como la del Japón, los rosales trepadores (Rosa spp.) o las glicinias (Wisteria spp.). También son muchas las trepadoras de hoja perenne, tal vez la más popular la hiedra (Hedera helix) de denso follaje verde brillante, rústica, de fácil cultivo y vigoroso crecimiento.
Otros consejos para mejorar el desarrollo de las trepadoras
Conviene controlar que las plantas trepadoras que tapizan nuestros muros no crezcan demasiado ya que, si sus troncos adquieren un diámetro muy grande podrían afectar a la estructura del muro por su propio peso. Del mismo modo, hay que evitar que lleguen al tejado, ya que sus raíces podrían causar daños en las tejas.
Algunas enredaderas no cuentan con zarcillos lo suficientemente fuertes y necesitan apoyos o ayudas para trepar, como cables guía o celosías.
Por último, las plantas con frutos u olores llamativos no solo nos resultan atractivas a nosotros sino, también, a numerosos insectos como las avispas. Hay que tenerlo en cuenta, sobre todo si el muro está en una zona de reposo, o donde puedan estar los niños jugando.
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